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Alexander Garzón

La vida le cambió a Alexander Garzón Jiménez (38 años) en un abrir y cerrar de ojos, cuando quedó ciego debido a una desafortunada intervención quirúrgica que, asegura él, le dañó la vista. "Como sufría de glaucoma, decidí operarme en la Sociedad Colombiana de Glaucoma. Recuerdo que el día que me asignaron la intervención, me fui en bus hasta allá, y yo pensaba que todo saldría bien. Pero al otro día cuando desperté, solamente veía unas sombras borrosas, y al poco tiempo todo era oscuridad", recordó.

Por aquellos días, este bogotano contaba con 33 años, una edad conocida como 'la edad de Cristo', como una metáfora de la muerte del Mesías contra la que es considerada una de las más difíciles edades del hombre: como a los 33 se adquieren más responsabilidades, se empieza a cargar -de manera simbólica a veces, literal en otras- una pesada cruz. Eso fue, justamente, el lastre que Alex pensó tendría que cargar el resto de su vida debido a su nueva condición: "El tránsito a la ceguera fue difícil. Tuve que adaptarme, empezar de nuevo", confesó.

Sin embargo, la vida le dio a Garzón una nueva oportunidad, y también, lecciones muy valiosas. Se convirtió en el amo de casa, porque tuvo que suspender transitoriamente su trasegar laboral para abrirle paso a su esposa Mónica Aristizábal, quien asumió desde entonces las riendas económicas de la casa. "La ceguera me permitió involucrarme en la crianza de mis hijas Mariana y Valery Lucía, por entonces unas bebés; y de Melissa, la mayor. Me quedaba jugando con ellas, las alimentaba, las bañaba y las vestía, y les enseñé todo lo que saben ahora", aseguró.

¿Cómo pudo una persona que recién se acostumbraba a su discapacidad visual asumir la crianza de unas pequeñas? Alex piensa que no es tan difícil como muchos piensan: "Cuando era vidente hacía todo de afán, como si la vida se fuera a acabar ese mismo día. Pero cuando se es invidente, deben realizarse las actividades despacito, con calma, como quien apenas está conociendo el mundo. Hoy mis hijas son lo que son, gracias a mis enseñanzas: por ejemplo, les indiqué que se debe vivir sin afanes, disfrutando cada momento", señaló.

El testimonio de vida de Garzón Jiménez es ejemplar no solamente por la dedicación hacia su esposa e hijas, sino por su destacada trayectoria profesional: gracias a Convertic, licencia software que el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MinTIC) compró para que 1,2 millones de invidentes del país accediera a Internet desde sus computadores, Alex es ahora un hábil instructor de las TIC. Por eso, recientemente fue contratado por el Gobierno Nacional para ser instructor del programa 'Convertic Educa', una estrategia cuyo objetivo es ofrecer alfabetización digital a más de 3.200 personas con discapacidad visual, cuidadores y familiares, con cobertura en Bogotá, Cundinamarca, Huila, Santander, Cesar y Boyacá.

Alex fue asignado para la zona de Cundinamarca y Bogotá. "Iré a donde me toque ir, porque una de mis grandes motivaciones es enseñar a otras personas en mi misma condición, a utilizar la tecnología. Me hace feliz ver a un ciego superarse, porque yo gracias a Dios ya tuve la oportunidad", manifestó.

El evangelizador digital

Cuando una persona pierde la vista, la EPS (Entidades Prestadoras de Salud) en que está afiliado debe remitirlo a diversas sesiones de rehabilitación, durante aproximadamente cuatro meses. Durante ese período, diversos profesionales de la salud ayudan al paciente a adaptarse a la nueva condición: le enseñan a manejar el bastón, a leer en braille, a aguzar el oído, y le dan asesoría sicológica. "En mi caso, mi EPS Salud Total no me ha aprobado mis terapias. Es muy triste", denunció.

Por eso, a Alexander le tocó buscar otra alternativa para rehabilitarse: su mejor terapia, entonces, fueron las TIC. "Internet fue mi tabla de salvación. Por eso agradezco al MinTIC haber pensado en nosotros los invidentes con el software Convertic", expresó.

"Eso sí -aclaró Garzón-, aprender a manejar este programa no fue fácil. Pero hoy en día puedo decir que soy experto". Al principio, Alex no se acostumbrada al lector de pantalla del software, pero "tuve que reconfigurar mi chip mental para aceptar que ahora sería una voz, y no mis ojos, la forma de acceder a los contenidos".

Además de la tecnología, el deporte y la espiritualidad fueron sus otros instrumentos de redención. Comenzó a frecuentar el parque Cayetano Cañizares para practicar el Kung-fu, un arte marcial que más que puños y patadas es un canal para explorar el espíritu. "Los ciegos vemos el mundo de otra manera, por eso cultivamos mucho nuestra parte metafísica: al no poder ver el mundo exterior, no te queda otra más que aprender a ver tu interior", reflexionó.

El rigor y la disciplina convirtieron a Alex en un maestro de la tecnología. Por eso pudo regresar al mercado laboral, con la Corporación Ecos Contacto, donde le ofreció en 2012 un puesto como operador de 'contact center'; luego, fue asignado para enseñar a otros invidentes a aprovechar la tecnología para ser tan eficientes como él.

Posteriormente, en 2014, el Sena (Servicio Nacional de Aprendizaje) lo contrató para capacitar a unos invidentes a quienes les darían empleo en call center. "Una de mis alumnas, Deisy, me llamó al poco tiempo de terminar el curso, para decirme que había conseguido un trabajo buenísimo en la oficina de recursos humanos de una prestigiosa compañía", afirmó.

A Alexander le emociona saber que ahora, cuando comience su trabajo como profesor de 'Convertic Educa', podrá beneficiar a muchas personas. "Estoy seguro de que les cambiaré la vida, porque con la tecnología podrán ver el mundo de otra manera", concluyó.

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