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Telepsquiatría en cárceles

Un proyecto de tele-psiquiatría cambia la vida a los presos

CaldasManizales
Última actualización: 05 de agosto de 2015
Con el apoyo del Ministerio TIC y Colciencias, el proyecto brinda consultas de psiquiatría en la penitenciaría de Manizales.

A sus 43 años de edad y tras un largo prontuario delictivo que incluye concierto para delinquir, porte ilegal de arma de fuego y obtención de documento público falso, Farith León* no pudo evitar la privación de su libertad en el Establecimiento Penitenciario y Carcelario de Mediana Seguridad de Manizales. Lo que nunca imaginó, es que después de poco más de dos años de reclusión empezaría a padecer trastornos en el comportamiento, distorsión del tiempo y el espacio y dificultad para conciliar el sueño, síntomas que más tarde cristalizarían en el cuadro clínico de depresión que le fue diagnosticado.

En una celda del patio contiguo, John Salazar, de 50 años, vive una situación similar. Pasó de una vida dedicada a la agricultura a una condena por porte de estupefacientes. Con el tiempo, la reclusión minó su salud mental. Aunque no ha reportado problemas de comportamiento con sus compañeros de celda, el cuadro clínico de depresión arrojó una modalidad severa.

A primera vista podrían parecer casos aislados, pero lo cierto es que se trata de un fenómeno más común de lo que parece. Los trastornos de salud mental en las cárceles son una situación cada vez más difícil de controlar en razón a la limitada cantidad de psiquiatras para atender la alta demanda de internos y la ausencia de protocolos del INPEC para tratar casos de urgencia psiquiátrica.

Según una investigación realizada por la Defensoría del Pueblo, de los cerca de 121.000 internos que hay en el país, a tan solo a 2.340 se les ha diagnosticado como pacientes con enfermedad mental. En el caso particular del centro penitenciario de Manizales, un estudio adelantado por la Universidad de Caldas encontró que de 1.128 reclusos en 2014, 106 reportaron cuadro clínico depresivo después de realizarles la prueba de Zung y el test de Hamilton.

Para el médico Camilo Barrera, líder del programa de tele-salud de la Universidad de Caldas, se trata de una situación que plantea muchos enigmas y retos: ¿Se trata de castigar o de curar? Por un lado, la institución penal habla del preso, la celda, la cárcel. Por el otro, Barrera habla del paciente, del cuarto, del hospital… y ambos están hablando de un mismo espacio. De ahí la pregunta que se planteó con su equipo de investigación: ¿cómo utilizar las tecnologías de la información y las comunicaciones para diseñar servicios de tele-psiquiatría que puedan procurar bienestar a las personas privadas de la libertad?

Los retos eran por partida doble: primero sortear los vericuetos institucionales del INPEC para lograr que el programa piloto de tele-psiquiatría pudiera realizar las visitas. Segundo, coordinar logísticamente al paciente, el médico de la penitenciaría y el psiquiatra.

Desde el inicio, el proyecto contó con el apoyo de las Iniciativas de Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i) y TIC & Salud de MinTIC y de Colciencias a través de la convocatoria de los Nodos de Innovación. Las pruebas iniciales arrojaron que en términos de costo-beneficio el modelo de tele-psiquiatría asincrónico (en tiempo diferido) genera mejores resultados que el modelo sincrónico (en tiempo real).

El equipo de enfermeros, médicos y psiquiatras de la Universidad de Caldas inició la primera fase del proyecto realizando de 2 a 3 visitas por semana al centro penitenciario. En ellas el médico se reúne con el paciente para realizar la evaluación. Tras la consulta el médico general envía el diagnóstico al médico psiquiatra quien en un tiempo de 8 horas revisa la evolución del paciente y prescribe la fórmula. Sertralina, Trazodona, Fluoxetina y Ácido Vlaproico son los medicamentos más recetados: "los primeros años son muy complicados, uno no le encuentra sentido a la vida, muchas veces quise morir, desde que ingresé a estas consultas siento que he mejorado, la idea de querer morir se hizo cada vez menos frecuente, creo que los medicamentos me han ayudado mucho", dice John.

Las bondades del proyecto ahora comienzan a aparecer. El programa piloto ha reportado una efectividad clínica en la disminución de la gravedad de la depresión de los reclusos. Así mismo, derivó en la creación de una patente de dispositivo tecnológico en telemedicina con características óptimas de seguridad, portabilidad, tamaño y funcionalidad para consultorios en las penitenciarias.

El programa tenía asegurados recursos hasta febrero de 2015. Sin interrumpirse durante los últimos meses, recientemente ganó un premio de 3.000 dólares en el Foro de Gobernanza de Internet en Brasil, el cual asegura la continuidad del equipo de investigadores para los próximos meses. Para Camilo Barrera, es la oportunidad de dar continuidad y de evaluar la posibilidad de implementar el modelo en medicina interna y dermatología, y en el caso de mujeres que viven con sus hijos en las cárceles, servicios de pediatría y ginecología. Con proyectos decididos e innovadores, el Ministerio TIC y su Plan Vive Digital para la gente, cambian la vida a los colombianos.

* Nombres cambiados por solicitud del equipo de investigadores de la Universidad de Caldas

Un proyecto de tele-psiquiatría cambia la vida a los presos

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