La próxima médica programadora: un sueño que converge

La próxima médica programadora: un sueño que converge

Publicado: 16 de septiembre de 2024
Ana María Hernández Rodríguez
Ana María Hernández Rodríguez

Próximamente estudiante de medicina Santa Marta

“El pensamiento computacional no sólo resuelve problemas, sino que también abre puertas a nuevas oportunidades y desafíos que transforman vidas".

Desde octavo grado, durante la pandemia, me sumergí en el mundo de la programación. Aproveché el tiempo libre para hacer cursos en línea y ver videos en YouTube. Lo que empezó como una curiosidad rápidamente se convirtió en una pasión.

La verdadera prueba de mi talento llegó cuando mi colegio, técnico en administración informática, decidió participar en esa competencia. Me seleccionaron para representar a nuestra institución y, junto a mis compañeros(as), pasamos de las regionales a las nacionales, ganando finalmente en Bogotá. Aún me emociono al recordar ese logro.

Otro proyecto en el que participé fue en la construcción de un sistema de monitoreo de cultivos de café que presenté en una feria de ciencias en Santa Marta. Utilizamos sensores y programación para cuidar automáticamente las plantas de café. Ganamos el primer lugar, y eso realmente me motivó a seguir explorando cómo la tecnología puede impactar áreas como la agricultura.

Aunque ahora voy a estudiar medicina, veo una conexión clara entre ésta y la programación. La investigación médica y las innovaciones en ingeniería de tejidos son ejemplos de cómo la tecnología juega un papel crucial en la medicina moderna. Mi sueño es ser una científica y divulgadora que haga accesible el conocimiento médico a todos.

También me llama la atención los desafíos que enfrentan las mujeres en campos STEM. A menudo se nos percibe como menos aptas, pero mi experiencia me ha enseñado que con pasión, podemos superar estos estereotipos. A las niñas y jóvenes interesadas en la programación, les diría que no se dejen intimidar.

Si tuviera que definir mi superpoder, lo tengo claro: es mi resiliencia. Como el sol, siempre encuentro la manera de brillar, incluso después de los momentos más oscuros.