Enseñar a ver con otros códigos: la apuesta de un maestro por la inclusión
Publicado: 12 de agosto de 2025

Fue en la Tecnoacademia, donde Deiber Andrés Aldana Pulido encontró un lugar para conectar su formación técnica con una convicción: la educación debe llegar a todos y todas.
Deiber Andrés Aldana Pulido es docente de la Institución Educativa Técnico Superior de Neiva. Es ingeniero electrónico, egresado en 2015, y su camino profesional comenzó lejos de las aulas. Trabajó varios años en el sector operativo de una universidad y luego como instructor del SENA, enseñando mecatrónica y automatismo. Fue allí, en la Tecnoacademia, donde encontró un lugar para conectar su formación técnica con una convicción: la educación debe llegar a todos y todas.
"En 2019 me fui a vivir al municipio de Santa María (Huila), de donde es mi familia, para asumir un nuevo reto con la Tecnoacademia. Era el cierre de año, pero logramos que los chicos viajaran, hicieran proyectos en Neiva. En 2020 empezamos bien, pero llegó la pandemia. Nos tocó reinventarnos".
Durante ese tiempo, Deiber no dejó de buscar formas de enseñar. Aprovechó el entorno virtual para explorar nuevas herramientas, y fortaleció su experiencia en la formación de estudiantes con distintos intereses. Pero fue su tesis de maestría la que marcó un punto clave: desarrolló BlindTI, un prototipo para enseñar pensamiento computacional a niños con discapacidad visual.
"Vi la necesidad porque había trabajado con niños sin discapacidad, pero noté la ausencia de materiales y propuestas para quienes tienen discapacidad visual. BlindTI enseña lectura Braille computarizada y pensamiento algorítmico. Es costoso encontrar materiales de ese tipo, y no hay mucho apoyo institucional".
Aunque diseñó el prototipo en la Tecnoacademia, no quería que quedara archivado. Hizo alianzas con la fundación Ojos del Alma, implementó un curso piloto con seis niños y recibió apoyo de otros facilitadores. Luego, cuando asumió su rol como docente en la institución pública en 2023, vio la oportunidad de retomarlo.
En 2024, se unió a Colombia Programa. "Esta iniciativa nos brinda herramientas, formación. En colegios públicos no siempre hay recursos, así que esto es valioso. Además, permite abordar el pensamiento computacional de manera accesible, quitándole ese temor inicial que sienten los estudiantes, sobre todo las niñas. Lo lúdico hace que se acerquen sin miedo".
Con otros cuatro docentes del colegio, conformó un equipo interdisciplinar. Participaron en retos y ferias, incluso organizaron el primer torneo de robótica del colegio. "Nunca se había trabajado el tema. Participaron 10 u 11 instituciones que son Nodos de Pensamiento Computacional de Neiva. Lo hicimos en tiempo récord, y fue muy bien recibido".
Para Deiber, lo esencial es identificar y potenciar las habilidades particulares de cada estudiante."No se trata de universalizar el conocimiento. Hay que ver qué motiva a cada uno. Y cuando un chico o una chica llega a la universidad sabiendo lo que es un algoritmo, o cómo resolver problemas con pensamiento lógico, ya tiene una ventaja enorme".
También reconoce las limitaciones institucionales: planes como el PIAR para atender a estudiantes con discapacidad suelen quedarse en el papel. "Llenamos formatos, pero faltan herramientas reales. Y formación docente. Si el profesor no sabe cómo usar un recurso, lo ve como una carga más. Por eso insisto: BlindTI puede usarlo cualquier persona, incluso un padre de familia".
Deiber ya ha postulado 27 recursos al Banco Virtual de Pensamiento Computacional. Dice que sigue construyendo, integrando su experiencia en guías, retos y secuencias. Y aunque su carga laboral es alta, no ha perdido el rumbo. "El pensamiento computacional no es solo para programadores. Sirve para la vida. Enseña a pensar paso a paso, a encontrar soluciones, a leer el entorno".
Su sueño es que proyectos como BlindTI lleguen a todas las instituciones. Y que desde allí se empiece a hablar de inclusión.